Naturaleza

Las 7 plantas más venenosas

En el planeta Tierra, existen organismos que son imprescindibles para la vida. Las plantas encabezan esta lista, siendo las protagonistas de la captación del CO₂ contenido en la atmósfera y de liberar el oxígeno que respiramos. Además, son una fuente fundamental de nutrientes para nuestra alimentación y la de los animales.

Aunque contienen sustancias con propiedades medicinales, algunas plantas pueden ser perjudiciales (e incluso letales) para ciertas especies. Es por ello que existen animales herbívoros capaces de reconocer este tipo de plantas dañinas, pero el ser humano no tiene esta capacidad.

Como consecuencia, los humanos han tenido que experimentar los efectos de las plantas sobre sí mismos, poniendo en riesgo su salud, para así aprender de ellas. Descubriendo que las toxinas de algunas plantas son perjudiciales o letales para nuestro organismo, como sucede con las plantas más venenosas que conoceremos más adelante.

¿Cuáles son las plantas más venenosas que existen?

Una planta venenosa es aquella que al entrar en contacto con algún organismo puede causar graves intoxicaciones. Estas contienen en su estructura algún veneno, es decir, una sustancia o compuesto activo con potencial de causar severos trastornos al organismo.

La sintomatología que resulta del contacto o ingesta de alguna planta tóxica, suele ser: alteraciones gastrointestinales (vómito, dolor abdominal y diarreas), mareos, deshidratación, dolores de cabeza, somnolencia y convulsiones.

En los casos más serios, estas plantas tóxicas pueden ocasionar el cese de las actividades metabólicas y funcionales de un ser vivo, provocando la muerte.

En todo el mundo, las plantas son ampliamente utilizadas para preparar infusiones y remedios medicinales, usando sus hojas, flores, tallos y raíces. Pero como no todas las especies son adecuadas para su ingesta o aplicación, a continuación, te presentamos una lista con las 7 plantas más venenosas del mundo que debes evitar.

1. Manzanillo de la muerte (Hippomane mancinella)

Este árbol de la muerte está clasificado como uno de los más peligrosos del mundo, ya que es letal para todos los humanos y posiblemente para los mamíferos en general. Es originario de América Central, México y de las islas del Mar Caribe.

Puede alcanzar los 20 m de altura y su fruto tiene un olor muy agradable y una forma muy atractiva, similar a una manzana.

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Todas las partes de este árbol son venenosas, por lo que:

  • Tocar el tronco e incluso refugiarse bajo él durante un día de lluvia, puede causar infecciones cutáneas que provocan ardor, inflamación de tejidos, ampollas y erupciones, como consecuencia del contacto con la savia de este árbol (la cual cuenta con un alto contenido de forbol).
  • Quemarlo es altamente peligroso, debido a que el humo puede causar problemas respiratorios importantes e incluso ceguera temporal.
  • Si se ingiere la fruta de este árbol, los constantes vómitos y la diarrea interminable, en la mayoría de los casos, pueden conducir a la muerte por deshidratación.

2. Belladona (Atropa belladona)

La Belladona es un arbusto de flores hermosas y bayas moradas, originario de Europa, del norte de África y del oeste de Asia. Por lo que, se encuentra muy extendida a lo largo de toda la cuenca Mediterránea.

Se trata de una de las plantas venenosas más conocidas desde el antiguo Egipto hasta la Edad Media, durante estas épocas se fomentó su uso como narcótico. Debido a que, dosis bajas de sus frutos causan delirios y alucinaciones.

Hoy día, esta planta aún sigue siendo muy conocida, y se sabe que las toxinas responsables de sus efectos se encuentran en sus tallos, hojas y raíces. Estas se conocen como atropina y escolamina, las cuales afectan al sistema nervioso.

El consumo alto de estas sustancias, alrededor de 10 a 20 bayas, puede paralizar las terminaciones nerviosas de los músculos involuntarios del cuerpo, afectando a los vasos sanguíneos e incluso al corazón (lo que puede provocar un coma o la muerte).

3. Acónito común (Aconitum napellus)

Esta planta autóctona de las zonas montañosas del hemisferio norte del planeta, también es conocida como matalobos o casco del diablo. Suele crecer en zonas sombrías y húmedas cerca de ríos o en el bosque.

A pesar de su bonita apariencia, es una de las plantas más venenosas a nivel mundial (considerada la más tóxica de Europa). Sus hojas son color violeta y todas sus partes, incluyendo las semillas, contienen uno de los alcaloides más tóxicos que existen, la aconitina.

El veneno que contiene esta planta es tan tóxico que el más leve contacto con ella puede ralentizar el corazón. Por lo que, el consumo de tan solo 1 mg de esta sustancia, es suficiente para matar a un adulto.

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Los síntomas que se pueden presentar son: quemaduras en la boca, vómito, diarrea, sudoración excesiva, problemas cardíacos, coma, entre otros. No existe antídoto y las complicaciones digestivas son tan graves que en pocas horas pueden causar la muerte.

Cabe resaltar, que la toxina de esta planta es tan potente que las tribus bárbaras la utilizaban para envenenar sus flechas. Incluso, durante la Edad Media se popularizó el envenenamiento con Acónito, ya que se presentaba como una forma de ejecución más piadosa.

4. Regaliz Americano (Abrus precatorius)

Es una planta trepadora procedente de la India e Indochina, aunque ocasionalmente puede encontrarse en América, África tropical y las Antillas. Durante muchos años fue utilizada en pequeñas dosis como abortivo y para eliminar parásitos intestinales.

El Regaliz Americano puede llegar a medir 5 m de longitud, y sus flores de color rosa o púrpura rojizo se agrupan en racimos. La toxina que hace de esta planta tan peligrosa, se conoce como abrina, y se encuentra presente en todas sus partes.

Cuando esta toxina entra en contacto con el organismo, impide de forma inmediata la síntesis de proteínas. Por lo tanto, tan solo 3 gr de esta sustancia son suficientes para matar a una persona.

Sus semillas, de color rojo intenso y ovaladas, eran utilizadas como joyas artesanales y en rosarios. Sin embargo, dejaron de utilizarse, ya que, al romperse, se liberaba la toxina del interior, la cual causaba náuseas, vómitos y el bloqueo del sistema digestivo.

5. Adelfa (Nerium oleander)

Se trata de una planta arbustiva muy típica en los jardines del Mediterráneo, también es conocida como laurel de flor o trinitaria. Puede alcanzar los 4 m de altura y su tallo presenta un tono gris y marrón.

Es una planta de bonita apariencia, con hojas color verde intenso y flores de diferentes tonos (entre blanco, rojo y amarillo), pero con una gran toxicidad. La sustancia activa que hace de la adelfa, tan venenosa, se conoce como oleandrina.

De tal modo, la ingesta de una pequeña cantidad de cualquiera de sus partes, provoca alteraciones gastrointestinales, diarrea, vómitos, náuseas, convulsiones, arritmias, taquicardias y finalmente un paro cardíaco.

6. Ricino o Tártago (Ricinus communis)

Esta planta es muy famosa por sus aplicaciones industriales, de ella se extrae el aceite de ricino. Es un arbusto originario de África y la India, también es conocido con el nombre de higuera infernal.

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Presenta un tallo grueso y leñoso, hojas color rojo o púrpura oscuro y suele estar cubierto de un polvillo blanco, la ricina, que es sumamente tóxico. El fruto de esta planta es rojo y puntiagudo.

Tanto sus raíces como la savia de esta planta resultan venenosas. El contacto con los ojos o la piel puede generar fuertes irritaciones e incluso ceguera temporal.

En cambio, su ingesta provoca náuseas, calambres abdominales, hemorragia interna, vómitos e insuficiencia renal. Dosis de más de 5 semillas conducen a la muerte, al interferir con el metabolismo celular humano, donde las células mueren y los órganos empiezan a fallar poco a poco.

7. Cicuta (Conium maculatum)

La cicuta es una planta que crece en ambientes húmedos (en orillas de ríos, bordes de camino y terrenos no cultivados) por lo que es común verla en parques, jardines y caminos. Esta planta nativa de Europa y del Norte de África, se considera una de las plantas más venenosas de la Flora Ibérica.

Se trata de una especie invasora que puede alcanzar los 2 m de altura. Su apariencia es similar a las hojas de perejil, pero con flores blancas, tallo hueco verdoso y con pequeñas manchas rojas.

A simple vista puede parecer inofensiva, aunque presenta una gran toxicidad debido a los alcaloides como la coniceina y la coniína, que al ingerirse pueden ocasionar una parálisis general.

La dosis letal de esta planta es aproximadamente 500 mg, los primeros síntomas son el vértigo, descenso de la temperatura corporal, cefaleas y la reducción de la fuerza muscular.

Luego, si este veneno no es expulsado, las neurotoxinas inhiben el funcionamiento del sistema nervioso central, produciendo el llamado cicutismo (que causa cianosis, midriasis, convulsiones y coma).

En la antigua Roma era utilizado como veneno y como ungüento, el cual conducía a alucinaciones. Además, la muerte de Sócrates se asocia al consumo de una copa de Cicuta.

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